El taller o encuentro con estudiantes, es justamente eso, un espacio de encuentro, escucha y construcción mutua. Ellos toman contacto real y conocen lo que es una ONG y el voluntariado, y que puede ser una opción de trabajo para el futuro. Registran que es una alternativa vocacional también.
Los chicos se toman un tiempo para pensar en los adultos mayores que los rodean, hablan de sus pareceres y comparten experiencias. Logran comprender a los adultos en la etapa que les toca vivir y hasta sentirse identificados y empatizar. Ponen en juego su creatividad, su humor y sus corazones y llegan a muy lindas y profundas reflexiones. Especialmente registran qué importantes son los abuelos, los tíos, en la familia y lo que hacen por unirla, y los revalorizan. En general se sienten movilizados con las actividades y en muchos casos se comprometen a compartir más tiempo con ellos.
Personalmente es una experiencia muy enriquecedora. Los chicos son muy receptivos y siempre aceptan esta propuesta de trabajo. Y nos muestran que vale la pena el compartir con ellos este tesoro que es valorar y acompañar a las personas en general, y a los adultos mayores y enfermos en especial. Es un soplo de vida y esperanza que nos hace muy bien.
Ojalá a partir del año que viene, se logren más encuentros en colegios y con jóvenes y así podamos ser muchos más ACARICIANDO EL ALMA.