“Cuidando a los Cuidadores:
Manejo emocional y prevención de la sobrecarga”
El cuidado puede provocar el “síndrome del cuidador”, con impacto físico, emocional y social. Es importante cuidar de uno mismo/a. Hábitos como dormir adecuadamente, comer sano, hacer ejercicio, descansar y mantener la conexión social son esenciales para prevenir la sobrecarga del cuidador/a.
Cuidar a alguien puede generar una montaña rusa de emociones, desde el enojo hasta la ansiedad y la culpa. Es fundamental reconocer y aceptar estas emociones como parte natural del proceso. También es importante cuidar de uno mismo/a, buscando momentos de descanso y apoyo emocional. Pedir ayuda no es signo de debilidad, sino una muestra de amor y responsabilidad. Seguramente hay muchas personas alrededor que esperan que acudas a pedirles ayuda. Además, no subestimes las emociones positivas que pueden surgir, como el amor y el orgullo por tu dedicación. Reflexionar sobre la enfermedad y el proceso de cuidado puede ser una oportunidad para crecimiento personal y encontrar un sentido de paz.
Además de lidiar con las emociones difíciles, es esencial reconocer también las positivas, como el amor y la gratitud que surgen al cuidar a un ser querido. Este proceso puede ser transformador, brindando la oportunidad de fortalecer los lazos familiares y descubrir una nueva profundidad en las relaciones. Es fundamental cultivar un ambiente de comunicación abierta y honesta con la persona que estás cuidando, fomentando así un espacio de confianza y comprensión mutua.
Es crucial recordar que cuidar de uno mismo no es un acto egoísta, sino una necesidad para poder seguir brindando cuidados de calidad. Buscar momentos de descanso, practicar actividades placenteras y mantener una red de apoyo son acciones fundamentales para mantener el equilibrio emocional y físico. Recuerda que tu bienestar es fundamental tanto para ti como para la persona a la que cuidas. Y que cuidar no solo implica dar, sino también recibir apoyo y comprensión de aquellos que te rodean.
Hablemos de sobrecarga:
Es fundamental reconocer los signos de carga adicional que se suman a las responsabilidades habituales del cuidado. Identificar los propios sentimientos y señales de alerta es crucial para entender cómo afectan los cuidados y si están generando una sobrecarga física, psíquica y emocional. Esta sobrecarga puede surgir por diversas razones, especialmente por la falta de apoyo familiar, social y económico. Ante esta situación, es recomendable seguir pautas de autocuidado y buscar recursos sociales y sanitarios para mejorar la situación como cuidador/a. Evaluando el nivel de sobrecarga, es posible determinar si se necesita ayuda profesional para manejarla adecuadamente.
Te ofrecemos una autoevaluación
Con esta escala de Zarit puedes valorar tu nivel de sobrecarga y comprobar si eres o no un/a cuidador/a que ha claudicado, y así poder contactar con los profesionales de tu equipo, para que puedan ayudarte.
Escala de Zarit
Nunca 1
Casi nunca 2
A veces 3
Bastantes veces 4
Casi siempre 5
- ¿Siente usted que, a causa del tiempo que gasta con su familiar/ paciente, ya no tiene tiempo suficiente para usted mismo?
- ¿Se siente estresado al tener que cuidar a su familiar y tener además que atender otras responsabilidades?
- ¿Cree que la situación actual afecta a su relación con amigos u otros miembros de su familia de una forma negativa?
- ¿Se siente agotado/a cuando tiene que estar junto a su familiar/ paciente?
- ¿Siente usted que su salud se ha visto afectada por tener que cuidar a su familiar/paciente?
- ¿Siente que ha perdido el control sobre su vida desde que la enfermedad de su familiar se manifestó?
- En general, ¿se siente muy sobrecargado al tener que cuidar de su familiar/paciente?
Nota: El punto de corte está establecido en mayor o igual a 17 puntos, que indicaría claudicación familiar. Entonces si es 17 o mayor a 17.
Para evitar la claudicación emocional, es esencial aprender a cuidarse mientras se cuida a otros.
Esto implica identificar y modificar aquellas situaciones que generan malestar, aunque sea de forma parcial.
La comunicación sincera y comprensiva con la persona cuidada es fundamental, utilizando un lenguaje significativo para ambos.
Cuando te sientas cansado/a, tómate un tiempo para descansar y recargar energías, aprovechando momentos en los que la persona cuidada esté ocupada o descansando.
No dudes en pedir ayuda a quienes te rodean, ya que muchas veces están dispuestos a colaborar, pero no saben cómo hacerlo.
Establecer turnos de acompañamiento puede ser beneficioso en ciertos momentos, como los fines de semana o estancias hospitalarias.
Un ejercicio
Te proponemos un ejercicio breve de respiración y relajación que puedes utilizar en cualquier momento para sentirte más calmado/a. La respiración lenta y profunda tiene beneficios para el sistema nervioso, ayudando a calmar la mente y combatir el estrés. Es importante desarrollar esta práctica y encontrar las técnicas que te resulten más reconfortantes.
- Encuentra una postura cómoda, evita ropa ajustada y las tensiones en la mandíbula.
- Cierra los ojos para concentrarte mejor, y si deseas, acompaña con música.
- Inspira profundamente y suelta el aire lentamente, prestando atención al movimiento del abdomen.
- Normaliza tu respiración, observando su ritmo sin juzgar.
- Si la mente se distrae, regresa suavemente a la respiración.
- Guía tu respiración hacia una calma natural, sin prisas.
- Observa cómo te sientes, permitiendo que la relajación se instale.
- Al terminar, agradece este momento para ti.
En resumen, el cuidado propio no solo es una necesidad para mantener la calidad del cuidado brindado, sino que también es un acto de amor hacia uno mismo y hacia la persona cuidada. Al cuidarnos, estamos fortaleciendo nuestras habilidades para seguir proporcionando apoyo de manera efectiva. Además, recordemos que el cuidado es un proceso bidireccional: no solo damos cuidado, también recibimos apoyo y comprensión de quienes nos rodean. Así, cultivar un equilibrio entre cuidar y ser cuidado es esencial para el bienestar tanto del cuidador como de la persona bajo su cuidado.
No estás solo
Recuerda que no estás solo/a en este viaje. Nuestro equipo de voluntarios está aquí para ofrecerte apoyo y orientación a lo largo del camino. No dudes en comunicarte con nosotros/as si necesitas ayuda o simplemente alguien con quien hablar.
Contactate con nosotros: +549 11 44243522